VAREANDO NUBES: Un futuro prometedor

      Nunca antes se había escrito tanto. El
éxito de las redes sociales se debe a que todos los seres humanos deseamos, a
la postre, convertirnos en escritores, abrirnos a nuestros semejantes. Poco
importan nuestros cometidos diarios: actores, deportistas, políticos,
carpinteros, empresarios, camioneros, actrices, fontaneros, arquitectos,
profesores, marinos, médicos, barrenderos… ; al final, todos ansiamos ver
nuestro nombre impreso en la portada de un libro o, en su defecto, transmitir nuestros
pensamientos (que no siempre son tan importantes ni transcendentales como
creemos) a todos aquellos que los quieran conocer. Nunca antes se había escito
tanto… así que resulta difícil discernir el grano oculto bajo tan ingente
cantidad de paja, encontrar un escritor no solo con vocación —pues lo somos
todos—, sino con capacidad técnica para serlo —consciente de que lo que escribe
requiere un cuidado y un trabajo continuo y duro, advertido de que no todo
vale— es, para los que nos dedicamos a escribir de otros, una tarea cada vez
más difícil.
     Sucede que en ocasiones no hay que irse muy
lejos para hallar la piedra preciosa bajo las toneladas de gangas. Un ejemplo
de ello es José Antonio López Rastoll, alicantino nacido en 1974, que desde su
blog El Mirador, lleva años realizando una encomiable labor de crítica y de
creación. Tentado por el formato de papel, agrupó algunos de sus relatos en el
volumen El Mirador (Ediciones
Atlantis, 2009). Animado por el éxito de esta primera publicación, ahora nos
regala —y el verbo no es exagerado— con Vareando
nubes
, también en Ediciones Atlantis. El cuento es su mundo —«La novela no
es un género comercial», afirma irónicamente—: una decisión valiente que
merece, únicamente por ello, todos nuestro respeto. Pero es que, además, la
propuesta es excelente.
      Contrariamente a lo que sucede con otros
libros de relatos, en Vareando nubes —evocador
título que agrupa veintisiete narraciones de extensión media y corta— no existe
ningún hilo argumental que vertebre el conjunto; porque lo que da solidez y
unidad al volumen es el estilo del autor, su prosa fácil y ligera, donde el
lector inteligente advierte el sudor del esfuerzo, las revisiones continuas
tras la búsqueda de la exactitud de la palabra o del enunciado preciso. Nada sobra
y nada falta en estas piezas que recorren los más diversos temas: las
dificultades de la paternidad, la añoranza del pasado, la inocencia crítica de
los niños, el chiste extendido (en algunos de los relatos más débiles, pero más
graciosos), el mundo analizado desde la feminidad, la denuncia social, la
visión ácida de una realidad cada día más roma y hueca… Ante tan gran cantidad
de narraciones será difícil que el lector no encuentre muchas de su agrado, que
no desee releer.

     No es un libro redondo (¿y cuál lo es?);
pero sí es un título importante porque muestra claramente lo que se puede
llegar a conseguir cuando técnica y trabajo se aúnan. El volumen es el heraldo
de mejores creaciones, la promesa de un porvenir excelente, la constatación de
haber asistido al nacimiento de un autor notable que, seguro, dará que hablar.
No olviden el nombre: José Antonio López Rastoll.

José Antonio López Rastoll,
Vareando nubes,
Ediciones Atlantis, Madrid, 142 páginas.

Jose Payá Beltrán
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