Después de padecer la lectura de un tocho
de más de mil páginas, repleto de topicazos, mala literatura y personajes
sacados de un pabellón de esquizofrénicos, uno agradece obras como la que hoy
reseñamos. Pelusillas en el ombligo
gusta desde el mismo título y, sobre todo, no miente ni engaña: propone un
recorrido a saltos, pellizcando microrrelatos o aforismos. Más allá de los
productos de mercado escritos expresamente para hacer rico a su autor (e igual
de estúpidos a nosotros, sus compradores), este librito de formato pequeño y de escasas
cien páginas es un canto a la literatura de muchos quilates, alejada de los
flashes y de los titulares de prensa, de las entrevistas de consagrados
periodistas a encumbrados autores.
La obra presenta muchas particularidades:
está escrita al alimón por dos autores alicantinos, Esther Planelles —de quien
sabemos, por la información que proporciona el libro, que ya ha editado tres
novelas— y José Antonio López Rastoll. De él no es necesario acudir a la breve
referencia bio y bibliográfica que acompaña la obra: conocíamos ya su anterior
libro, Vareando nubes (Ed. Atlantis,
2012) un compendio de extraordinarios relatos que ya reseñamos en este blog.
El segundo rasgo definitorio de la obra es que
se trata de un volumen de microrrelatos. Los títulos de las partes en que se
divide el libro hablan por ellas mismas: «Litweetratura #1 y #2»,
«Aforismos», «Pelusones» y «Greguerías desencadenadas». En total,
setenta y siete textos semejantes a otros tantos destellos de luz, relámpagos
de pensamiento, amagos de sonrisa y también de miedo. Como muestra, algunos
botones: juegos de palabras como «Soy la caña, dijo en la primera reunión de
Alcohólicos Anónimos»; recreaciones de mitos clásicos bajo la pátina de la
modernidad como«Fue amor a primera vista. Cada vez que le miraba veía mi rostro
en sus gafas de espejo»; revisiones de refranes como «En las tribus caníbales,
al hambriento coronan rey».
El tercero es la consecuencia del anterior:
su lectura exige la dosificación y la calma; la imposibilidad (y la inutilidad)
de leer las cien páginas de un tirón. Uno acude a estas Pelusillas de cuando en cuando, sin prisa (pero sin pausa),
pellizcando aleatoriamente, saboreando cada uno de los bocados, la mayoría de
ellos realmente exquisitos. Como hay momentos en que la lectura continuada
llega a inmunizarnos, aconsejamos un acercamiento lento: hojear y detenerse al
azar; brincar de una página a otra sin preocuparse por intentar retener el
nombre de unos personajes o las complicaciones de una trama; cerrar el libro y
reflexionar sobre la leído, asustarse o sonreír conforme nuestros pensamientos
se adentran en las ideas propuestas.

Si la intención de estos dos escritores
alicantinos era hacernos sonreír, lo han
conseguido. Si el propósito era crear una serie de reflexiones sobre la vida,
el arte, los seres humanos, también lo han logrado con creces. La degustación
de estas delicatessen ha sido una
grata manera de comenzar el año.
José Antonio López Rastoll y Esther Planelles Arráez
Pelusillas en el ombligo, , Ediciones Lastura 101 páginas.