EL MENTIROSO, una pequeña gran novela de Henry James
Mi amigo Mario Martínez Gomis me comunica, entre indignado e irónico, que muchos universitarios ignoran quién fue Charles Dickens. Me lo ha dicho antes de que me sentase a redactar esta breve reseña. Evidentemente mucho menos han de conocer a Henry James. Francamente no me importa en demasía: ellos se lo pierden. Si estas pobres líneas ayudan a que alguien —aunque sea uno solo— se acerque a la obra de Henry James (o a la de Dickens, ya que lo hemos mencionado), estaré contento.

Si escribo esta reseña es porque El mentiroso me ha parecido una novela excelente, que contiene una gran cantidad de elementos destacables y reseñables; asimismo está presentada en una pulcra edición que no desmerece, a cargo de la editorial Funambulista, y dentro de su colección “Los intempestivos”. Tal vez esto es suficiente para algunos de ustedes —¡no lean más! ¡corran a comprarla!—. Los que todavía no están convencidos tendrán que seguir leyendo...
Henry James la escribió en 1888. Tenía cuarenta y cinco años y ya había publicado algunas de sus grandes obras como Daisy Miller, Washington Square y Retrato de una dama. Ese mismo año iba a sacar a la luz esa pequeña filigrana de ironía y sutilezas que es Los papeles de Aspern. Todavía habría de tardar diez años en fabricar la que, para quien esto escribe, es una de las novelas más completas que existen: La vuelta de tuerca (inabarcable, alucinante, cambiante con cada nueva lectura). Y ya en el siglo XX iba a regalarnos con Las alas de la paloma y La copa dorada, por poner algunos ejemplos de su gran producción narrativa (Es obvio que este párrafo está dedicado a aquellos que nunca oyeron hablar de Henry James).
No hay en El mentiroso ni aventura ni deseo, no hay malabarismos técnicos ni escenas impactantes. Aparentemente es una novela lenta y aburrida donde los personajes dialogan y dialogan, dejando pasar indolentemente el tiempo y las horas. Escrita en tercera persona, la novela tiene la apariencia de una pieza de bisutería bonita pero inútil. Y digo “tiene la apariencia”, porque en el fondo la obra —para un lector avezado y explorador— profundiza en muchas cosas. Bajo la aparente cotidianidad y vulgaridad burguesa, la novela nos desvela la capacidad de imaginación de las personas; compara la pintura con la escritura; describe las interioridades matrimoniales y los lazos invisibles pero férreos que las mantienen; habla sobre los solitarios infelices y sobre los felices casados; sobre la mentira y sobre la verdad; sobre la percepción. No obstante su brevedad es una novela grande. Y me importa un ardite que ningún universitario sepa quién fue Henry James. La buena literatura —y esta obra está fabricada con plata de ley— no precisa de más anuncios que su calidad: ese es su principal valedor y su mejor heraldo.

Henry James
El mentiroso, Editorial Funambulista, Madrid, 2005. 175 páginas.